Inverosímil

—¿Cómo lo piensas titular?

— Me estoy decantando entre dos títulos: “Infección silenciosa” o “El enemigo invencible. ¿Tengo que pensar que ya te lo has ventilado? Es un tocho de más de mil páginas.

—Sí, estaba deseando leer algo tuyo. He de reconocer que no se me ha hecho para nada largo. Eres súper ameno escribiendo.

—¿Qué te ha parecido?

—¿Quieres que te sea sincero?

—Por supuesto, Nando. Me fio de tu criterio al mil por cien. Si no, no te pasaría mis manuscritos para que les echara el primer vistazo. ¡Anda, dispara, mi pecho está preparado para tus balas!

—No me termina de convencer… Ni siquiera creo que te lo vayan a comprar como guion para película de adolescentes.

—¿Tan mal está?

—No, Alex, no te confundas, simplemente no está al nivel de otras de tus obras. Sabes que me gusta como escribes. Tú capacidad de crear ambientes y personajes la tienen poca gente en la profesión y todo los que parte el bacalao en el mundillo saben  producir una historia tuya es casi garantía de éxito…

—¿Pero?

—Es el final, no me termina de convencer.

—¿Por?

—Es demasiado inverosímil.

—¿Por qué dice que no es creíble?

—No te enfades, me has pedido sinceridad.

—Vale, tío, pero es que le he echado tres meses al puto borrador y que ahora me salgas con esa toca un poco los cojones…

—Pues relájate que  no te estoy diciendo que sea una mierda, es que para lo currada que está  toda la trama y tal, al final se desinfla un montón.

—O sea, que he cogido el síndrome del Código Da vinci. ¿No?

—¡No seas capullo y no digas bobadas! A decir verdad, toda la trama está de puta madre y es súper terrorífica. El jodido virus da un miedo que te cagas. Eso de que sea invisible y que pueda haber personas que lo puedan contagiar y no presenten síntoma alguno, va a conseguir  que el espectador simplemente al imaginar la posibilidad de que algo así le pueda suceder, se quede sentado en la butaca de puro pánico.

«Además eso de que los síntomas, tos, fiebre, diarrea, dolor de garganta  y demás,  sean similares a lo de enfermedades sin importancia y, que en el caso del virus que te has inventado, sea de lo más mortal y contagioso es topegao.  

« He flipado con la idea de que un pequeño porcentaje de la población sean los únicamente inmunes a la enfermedad y los demás se terminen muriendo porque no hay un tratamiento eficaz. Lo de la  paranoia de toda comunidad médica improvisando constantemente para que la peña no se muera, me ha parecido muy random.  

 « Es más la trama de los hospitales saturados, los sanitarios infectándose por no tener el material de protección adecuado y dándolo todo está súper conseguido. Le aporta un elemento humano y realista del que tan falto está el género del terror, donde todo está mega estereotipado.

« El capítulo que te centras en las familias sin poder enterrar a sus familiares, me parece hiper tierno. He alucinado con el momento en el que muestras los  ataúdes acumulados en los polideportivos y campos de futbol porque las empresas funerarias no dan a basto para poder enterrarlos, me parece genial y le da un aire post apocalíptico a la narración que te cagas.

« Lo de la gente encerradas en sus casas, con la única ventana de la televisión al mundo le da un aire claustrofóbico que pocas veces he sentido al leer algo. Es más, has sabido buscar el lado más solidario  ante tanto horror y lo de las familias saliendo al balcón todos los días a la misma hora a aplaudir a los sanitarios por su heroica  labor te pone los vellos de punta.

—Entonces, ¿no te ha gustado es que algunos gobiernos antepongan la economía a las vidas de la gente?

—No, Alex, eso lo veo plausible. La mayoría de los dirigentes están ante la disyuntiva de que la gente se le muera infectada por el virus o de hambre, que opten por lo primero no me parece tan disparatado. No puedes tener eternamente a la peña encerrada en sus casas. En algún momento tienen que volver a sus curros y  a sus temas.

« Otro puntazo  que me ha parecido súper random   ha sido que, aunque la historia este ambientada primordialmente en Europa, donde mayoritariamente tienes tu público. Has sabido dar una imagen global  en el mundo y,  sin meterte demasiado en esos rollos políticos que tanto sarpullido le produce a tus espectadores, has contado que los países de la UE que tienen una sanidad pública saben responder mejor a la pandemia que aquellos que no lo tienen.

—No era esa mi intención. Sabes que estoy hasta los huevos de la arrogancia del Tío Sam, que siempre viene a salvar a los pobrecitos del resto del mundo. Por una vez, el viejo continente debía demostrar que sabía hacer las cosas mejor que ellos. ¿No te ha gustado entonces que el polémico  millonario presentador de “The Apprentice” llegué a ser presidente de los Estados Unidos?

—Me parece un poco loco, pero siempre en tus guiones tienes una ida de olla surrealista para recordar a la gente que es ficción lo que está leyendo. En esa historia está claro que es el de ese tío llegando a la Casa Blanca.

«Lo que no me ha gustado nada, aunque se disculpe después diciendo que es una broma, es la parte en la que el tipo dice en rueda de prensa que como el virus se muere lavándose las manos con gel hidroalcólico y lejía, los enfermos podrían inyectárselo para curárselo.

«En ese momento el personaje se me cae por completo. Por muy excéntrico que sea, por muy loco que parezca. Se supone que el presidente de uno de los países más importantes del mundo tiene asesores que le impidan decir esas barbaridades…

—Intentaba hacer un poco de humor ridiculizando “The American Way of life”

—Pues te queda un poco  MEH y le quita por completo la credibilidad.

—¿Esa ha sido la mierda que no te ha gustado?

—No, te he dicho que es el final. ¿Me dejas que te diga primero los puntos fuertes?

—Sí, ¡regálame un poquito los oídos que hoy me levantado un poco depre!

—Pues por mí que no se diga, que a mí, a la hora de ser adulador no me gana nadie.

—Tío ¡no te cortes y échame todas las flores que quiera!

—¡Vale, pero si te pones palote con tanto elogio, a mí me dejas de rollos!

—Si me gustaran los tíos no serías mi tipo, ¡no te preocupes!

—Bueno, sigo que eres capaz de enredar a cualquiera. ¿Por dónde iba?

—Por los sanitarios…

—Vale, el siguiente punto es…

—¿Cuántos tienes anotados?

—Un punto más positivo y paso a lo negativo… El siguiente es el de los científicos.  El modo en que has sabido explicar cómo la medicina no encuentra una respuesta urgente para curar a los enfermos con la misma rapidez con la que se contagian,  que la única solución que encuentran son las mascarillas y  el distanciamiento social, por eso la gente confinada en sus casas y las mascarillas para salir a la calle. No sé cuánto base técnica tendrá, pero me resulta de lo más lógico.

—Entonces, ¿ya vas a pasar a contarme  lo que no te mola? Estás de un críptico de cojones.

—En un momento determinado los gobiernos europeos, cuando creen tener el virus bajo control pasan a la Nueva Normalidad. Por cierto, te tienes que buscar un nombre mejor, suena a oferta del supermercado de la esquina.

—Ya lo he pensado, pero no me he querido comer mucho la cabeza, así que, si me lo aceptan, que el departamento de marketing se lo curre un poco y se ganen el sueldo que le pagamos.

»¿Bueno me dices que es lo que no te gusta de la N.N.?

—No, es la N.N lo que no me gusta, es lo que sucede después de ella.

—¿Qué vuelve la enfermedad a cebarse con la población y se propaga con más fuerza?

—¿Y cómo lo hace?

—Porque gran parte de la ciudadanía no respeta las normas del distanciamiento social y lo de ponerse las mascarillas.

—¿Y dónde no lo cumplen mayoritariamente?

—En bares, fiestas, reuniones…

—Piénsalo fríamente, ¿lo ves lógico?

—Ahora que me lo dices, no.

—Tal como lo pintas la gente ha sufrido mogollón y deberían haber aprendido algo de ese horror. Que la causa de que el virus vuelva a diezmar a la sociedad porque sean incapaces de tomar las medidas de seguridad es una patada en el estómago al espectador al que estás llamando irresponsable en toda su cara. ¿Y lo de que los científicos saquen una vacuna en el último momento?

— No le quitaría toda la gracia.  Tengo que hacer volver la pandemia, tanto para crear la atmosfera post apocalíptica propia de las películas de zombis, como para dar pie a una secuela, si tiene éxito.

—Si le cambias el final, lo va a tener, porque es un pelotazo.

—La verdad es que llevas razón, con todo lo que han sufrido los protagonistas no pueden comenzar a actuar como si no pasara nada, como si el virus hubiera desaparecido por completo. Estoy tildando a la sociedad de descerebrados…  Sobre todo a los milenials, nos  retrato como si fuéramos  unos estúpidos que solo les importara pasárselo bien y que pedo que nos pegamos lo colgamos en las redes sociales…Pero…

—¿Por qué te quedas tan pensativo?

—Y si el virus se comenzara a propagarse con la apertura de las escuelas. Los niños, en su ingenuidad, no cumplirán con los protocolos y comenzaran a expandir el enemigo invisible.

—¡De puta madre! Los críos se convertirían en los mayores contagiadores  de la humanidad, porque ellos serían los que se encargarían de volver a expandir la pandemia. Sería genial que en un momento determinado, como quien no quieras la cosas, digas que son inmunes a la enfermedad y que pueden contagiarla.

—Además me encantan los niños como protagonistas de las historias de terror. El halo de  inocencia que trasmiten, los hace más macabros aún.

—¡Genial, tío! Se van a pegar hostias por tener la exclusiva de los derechos de la película.

—¿Película? Estoy hablando de una serie, ahora mismo es lo que están más de moda ¿ O te crees que los más de mil folios son gratuitos? Si consigo vendérselo a un canal de Streaming, levantando  la suficiente expectación con la primera temporada y, aunque no guste, la segunda temporada la tengo garantizada.

—¡Qué cabrón! Si la vendes, nos pegaremos un fiestuki que lo flipas.

—Sí, pero las pibas las buscas tú.

—¡Hecho!

Un comentario sobre “Inverosímil

  1. Estimado D. Machi:
    No sé, con la caloooor se pone Vd a escribir cosas raras y no hay quien le siga. Por lo menos mejorar el final: Que diga un hada: ¡Que le corten la cabeza¡¡¡¡¡ y se la corten a ella. Así se aprecia más que es un relato fantástico.
    Feliz Verano

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