Cuatro reyes

Una reunión virtual es lo habitual para ellos, por lo que el distanciamiento social por el Covid19 no tiene nada que ver con su forma de proceder. Si a eso se le suma una línea de conexión encriptada y un lugar dentro de sus viviendas con disruptivos de ondas para evitar cualquier  posible invasión del exterior, queda claro que no quieren ser vistos u oídos por nadie ajeno a su sociedad milenaria.

Los cuatro conocen la verdadera identidad de los otros tres,  pero nunca se han reunido en persona y siempre que lo hacen llevan puesto una túnica blanca  con un antifaz del mismo color que les cubre la cara por completo. Con lo que, a pesar de que son intocables por las leyes de la inmensa mayoría de los países, sus conspiraciones permanecen en un absoluto secretismo.

Como nunca se consideraron una  especie de fraternidad, sino que,  como  los depredadores que son,  siempre se han visto  unos a otros como adversarios a los que batir, por lo que  no han desperdiciado la más mínima ocasión para traicionarse. En algunas ocasiones, ha habido alguna filtración mal intencionada promocionada por uno de los Reyes  y con el único objetivo de ocasionar daño a los otros. Cuando esto ha sucedido los medios de comunicación han llegado a denominarlos los Iluminatti. Pese a que solo hay una inmensa oscuridad en sus actos.

Bajo la impoluta  indumentaria no muestran ningún rasgo característico que los pueda distinguir a uno de otros, únicamente una insignia en su pecho con una cruz blanca estampada sobre una base de color. Ese fondo es el distintivo de cada una de sus coronas. Unas monarquías longevas que no tiene un territorio determinado, pero que se reparten entre ellas todo el poder económico del planeta.

El Rey Azul, que luce  sobre el pecho  un escudo del mismo color, responde a la breve exposición que ha hecho del orden del día  el presidente de  la organización secreta, el Rey Blanco

—No entiendo cómo puedes estar tan seguro en tus predicciones. Pensábamos que el virus acabaría con nuestros enemigos orientales  y fíjate cuál está siendo el resultado. La Economía  occidental se va a pique. Se prevé la más duras de las recesiones económicas desde la segunda guerra mundial y eso nos supone unas perdidas sin parangón.

—Nada que nuestras industrias no puedan soportar y de la que no se puedan recuperar —Interviene la Reina Roja, única mujer del cuarteto —Además una crisis siempre es una oportunidad para degradar aún más  la situación de las clases trabajadoras y, como en la crisis financiera anterior, saldremos más reforzados.

—Sí, pero el problema es que están muriendo muchos católicos de raza blanca pura —Apostilla  indignado el cuarto miembro que luce un escudo Dorado en su pecho.

—Daños colaterales, diría mi padre —Sentencia la única  mujer del grupo.

—La verdad es que el plan parece ideado por él,  uno de sus genocidios perfectos —La voz del Rey Azul está cargada de ironía —No puedo evitar reírme al recordar  cuando dijo que el VIH iba acabar con  todos los sodomitas.

—Y funcionó bien en un principio —El tono de la mujer  es agrio, como si considerara sus palabras un ataque a la memoria de su progenitor —¿O no murieron a miles en poco tiempo y su desviación los convirtió en apestados, personas de tercera o cuarta categoría?  ¿Quién iba a pensar que había tanto marica dentro del armario?

—Los caminos de Dios son inescrutables—Dice con una total calma el Rey Dorado —. Con tantos hombres influyentes y poderosos atados a la perversión de copular con  personas de su mismo sexo, tuvimos que ser indulgente con depravados de  esa calaña. Además estaba la industria farmacéutica que, como siempre, se vio obligada a sacar cuantiosos beneficios de la desgracia ajena.

—Sí,  gracias a sus cuentas de resultados ya no se mueren. Solo son enfermos crónicos que pueden seguir aprovechándose de la inocencia de  nuestros hijos—Masculla el Rey Azul.

—En el momento que los tres abandonéis la nostalgia, sobre lo que pudo ser y no fue, espero que respondáis que os parece mi propuesta. Os estoy aguardando —Interviene el Rey Blanco con un tono que va de lo irónico a lo autoritario.

—No me parece mala la idea. Sin embargo, no tengo tanta fe en el poder de las redes sociales.

—Deberías modernizarte, Dorado, las RRSS es el mejor lugar para propagar una noticia, da igual que esta sea falsa o verdadera. El populacho tiende a aceptar lo que ve y no constata nada, sobre todo cuando se le muestra la realidad que ellos les gustaría creer como cierta. Ya son varios los presidentes que hemos colocado haciendo uso de esa técnica y los que nos quedan…

—Yo no lo hubiera explicado mejor, Roja —Vuelve a intervenir el presidente del grupo — Si introduciendo las drogas en los guetos de los simios negros conseguimos diezmar sus ansias de igualdad, este golpe dará como un resultado una reducción drástica de su población en Estados Unidos.

—Sí lo sabemos manejar bien, en todo el mundo —Apostilla la Reina Roja.

—Lo que no me termina de convencer es que el virus se vaya a contagiar solo entre la población negra. Ya nos ha demostrado que es completamente impredecible.

—¿Qué prefieres, Azul,  que mueran un porcentaje pequeños de blancos que lo harán de todas formas o ver reducida drásticamente el número de negratas en nuestra tierra? —Pregunta incisivamente el Rey Blanco.

—Evidentemente lo primero. Pero me sigue sin convencer que el asesinato de un solo negrata, por muy inocente que lo pintéis de cara al gran público, vaya  a promover tantas protestas y tanta indignación como tú pronosticas.

—Todo está calculado al milímetro y si el video se propaga a la velocidad que pensamos, los simios negros saldrán a las calles a reivindicar el asesinato y, tal como he previsto, caerán víctimas de la enfermedad.

—¿Y cómo tienes pensado polarizar las protestas para que los buenos católicos blancos se pongan en contra de ellos? —Por su forma de preguntar el Rey Dorado espera una respuesta lógica.

—Como siempre hemos hecho cuando han salido a reivindicar sus supuestos derechos, mostrando saqueos violentos por parte de negratas. No hay nada que ponga más nervioso a la gente de calle que una invasión de su estatus seguro, el miedo siempre los  hace más egoístas y les  lleva a demonizar aquello que es distinto a ellos. En menos de dos semanas, la población estará dividida en dos grupos, los que protestaran contra el racismo y los que se declararan enemigos de las manifestaciones.

—Divide y vence —Sentencia la mujer.

—¿Y quién te garantiza a ti que las calles se vayan a llenar solo de negratas? —Pregunta Azul, volviendo a cuestionar a su presidente.

—Nadie, pero los hombres de bien no se unen a los simios. Si algunos blanco lo hacen serán sodomitas, comunistas o ateos. Así que, si pillan el virus asesino, nos ahorramos otra purga.

—El mundo para los blancos de bien —Sentencia Dorado.

—Si lo hacemos bien, las protestas se pueden contagiar, al igual que el virus, por todo el planeta.

—Pues nada más que objetar —Dice complacido el Rey Azul —Puedes contar con mi voto.

—No seas tan ingenuo, simplemente os estaba informando. Ya está todo puesto en marcha. Si entráis en cualquier red social, lo más visto en la última hora es el video del asesinato de George Floyd… La mecha se ha encendido, ahora a esperar que la bomba  explote.

2 comentarios sobre “Cuatro reyes

    1. Hombre, cuesta entender que en una sociedad donde todo está tan manipulado, algo como el video de la ejecución de este hombre, se consiga hacer viral tan rapidamente, si no hay intereses de por medio.
      Evidentemente esta teoría de la conspiración es ficción y, como todas, si te pones a pensarla seriamente, como la de los «chis» en las vacunas del Covid19, es una locura que no se sostiene.
      Pero me lo he pasado de miedo escribiendo este Ku Klus Klan ultra católico.
      Un besote y a ver si pronto podeís salir a viajar

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