¡He conseguido que te empalmes, hermanito!

15 de agosto del 2010 (Durante la cena).

Roxelio mira a su German. Sonríe hasta con los ojos. Ignora que le ha podido dar Mariano, pero hace un montón de tiempo que no lo ve  tan feliz. Aunque se alegra, no  puede evitar sentirse un pelín celoso por la química existente entre el sevillano y su hermano.

Observa disimuladamente a JJ, el tío le gusta para reventar. Físicamente le atrae un montón, pero lo que lo tiene más encandilado es su explosiva y divertida forma de ser. Era lo que le atrajo de él cuando chateaban en la red de contactos y, aunque le  pareció muy arriesgado invitarlos a su casa sin saber apenas nada de ellos,   ahora sabe que ha sido todo un acierto.

Dada la relación incestuosa  que mantiene con su hermano, se puede decir que sus necesidades sexuales están cubiertas al cien por cien.  A él le va asumir el rol dominante en el sexo duro y German no tiene ningún problema por mostrarse como una perrita sumisa.

Pero, como en toda convivencia de pareja,  el cariño y la pasión con la vida hogareña de por medio, se topó  con la rutina y los momentos de pasión se comenzaron a convertir en lentejas. No fue raro que  un tío, tan caliente y ávido de nuevas emociones como él, terminara buscando nuevos caladeros  donde arribar el ancla y volver a encender el faro que guiara a buen puerto su lujuria. 

En un primer lugar, con la excusa de que su hermano se pudiera follar un culito, decidieron visitar  una sauna en Vigo. Un lugar que habían descubierto consultando en Internet y que, por lo alejado que estaba de  Combarro, le parecía idóneo para echar una canita al aire.

Descubrir lo bien que le sentaba el anonimato, les volvió más temerario y no tuvieron ningún problema en sacar  sus más bajos instintos a pasear. Estaban acostumbrados a esconder su relación delante de la gente de su pueblo y poderse mostrar abiertamente ante los demás, aunque fueran unos desconocidos, fue para ellos como un chute de adrenalina.

En las primeras visitas se limitaban  a follar de manera individual con quienes se ligaban  o  formaban tríos con algún tipo que les gustara los dos por igual. Para German supuso un cambio tremendo, con su físico nadie intuía que su rol fuera el pasivo y todos daban por hecho que, al entrar en la cabina con él, deberían poner el culo.

Conformen fueron perdiendo el pudor, fueron avanzando  en la morbosa búsqueda de lo prohibido. Se metieron en el cuarto oscuro donde tuvieron sexo con individuos a los que apenas podían distinguir en la penumbra. Participaron en orgias donde la mayoría de sus componentes no le atraían sexualmente, pero que resultaron ser una fiesta para sus sentidos.

Poco a poco fueron hundiéndose en la depravación del sexo, donde más cantidad no significaba mejor y cada polvo te seguía dejando igual de insatisfecho. No fue extraño que, sumidos en la vorágine que aquel lugar significaba para ellos, terminaran practicando la penetración no segura.

Eran tan esclavos de sus instintos que,  en más de una ocasión, cuando el interruptor de la pasión marcaba off, la sensación de ser los seres más perversos y sucios de la faz de la tierra no se esfumaba de su consciencia en unos días.

Pero, pese a ello, volvían a caer en la tentación.

En su última visita , como los adictos que saben que han tocado fondo, los excesos fueron a más. Ya no se trataba de compartir sus cuerpos con extraños, ni de ir probando nuevas experiencias sexuales, sino que habían convertido sus ansias de sexo en una carrera hacia ningún lado que los denigraba como personas.

De vuelta a casa, se sentían tan mal con ellos mismos que  dijeron de no volver más. Promesa que siguen cumpliendo.

No obstante, como no hay algo que ponga a funcionar más la mente que la lujuria, Roxelio encontró rápidamente otros mares en los que poder echar las redes, sin necesidad de salir de casa y no perjudicar más la relación con su  hermano, que se encontraba ya bastante resentida.

Dada su propensión por el sado y el bondage, se comenzó a aficionar a entrar a en páginas web de esta temática. Descubrió que sus gustos eran más habituales de lo que él suponía, pues cientos de personas confluían en aquellas charlas virtuales en cada ocasión que se conectaba.

De nuevo, amparándose en la libertad que le daba ir de incógnito, sin ninguna cautela, sacaba a pasear sus más bajos instintos. Más se comunicaba con aquella gente, más depravaciones y filias extrañas alcanzaba a conocer. Tanto se aficionó a intercambiar mensajes en aquellas páginas, que llegó a aceptar como algo normal las perversiones de las que allí se hacía gala.

Como no era de tener secretos con su hermano, lo tenía al día de sus travesuras en Internet. Algunas veces,   German lo acompañaba en la morbosa exploración de su lado oscuro, pero la  gran mayoría de ellas lo hacía en solitario.

 De charlar sobre sus filias, algunos pasaban a intentar ligar con sus interlocutores. Conversaciones que terminaban narrando lo que se harían mutuamente si estuvieran a su lado. Era tal el calentón que se provocaban que, una vez roto el tabú,  rara era la ocasión que no terminaba masturbándose,  sin dejar de chatear con la persona al otro lado.

Nunca le ocultó nada de aquellos escarceos a su hermano pequeño. Es más, rememorar algunas de las fogosas historias  que le contaron, propició que se ambos se pusieran tremendamente cachondo y acabaran  teniendo  una sesión de sexo duro  del que tanto le ponía a ambos.

La cosa no terminó ahí. En su constante ascensión en la búsqueda del placer, encontró una página de contactos sadomasoquista gay llamada “Tudueño”. Se dio de alta con el nombre de “Amo Marino” para comenzar a investigar todas y cada una de las posibilidades que ofrecía el portal.

Descubrió que en aquel  lugar virtual se  daban cita las más bajas pasiones y la mayoría de los usuarios, al igual que él, lo que buscaban era una inspiración externa para poder llevar a cabo su auto placer. Descubrió que había  un gran número de visitantes que lo usaban como puerta hacia los encuentros reales, cosa que no entraba demasiado  en sus planes.

En un primer momento se dedicaba  simple y llanamente a chatear, después, si la cosa seguía calentándose y había algo de feeling  con su interlocutor, mandaba fotos de su polla, de su pecho, de sus piernas… Cuando consideraba que la persona con la que conversaba era más o menos de fiar, intercambiaban fotos de sus rostros, pues algo que él precisaba para que su fantasía se siguiera fraguando, era ponerle cara a la gente. 

Todos hablaban de quedar para follar, pero era una promesa que la gran mayoría sabía que en pocas ocasiones se cumpliría. Sin embargo, imaginar que ese encuentro podría convertirse en realidad, era el único combustible que necesitaban para hacerse un buen pajote en la distancia.

De entre todos sus “amantes” en la web. Con quien mejor se lo pasaba era con un tío sevillano, con el Nick de “Pepito el del Palote”.  El tío no solo  tenía un desparpajo al contar sus vivencias intimas que lo ponía cachondo a más no poder, sino que era simpatiquísimo y muy divertido.

Ese halo de libertad que emanaban sus palabras, como aceptaba su sexualidad sin convertirlo en algo sucio y perverso, a diferencia del resto de los que se enchufaban en la página, lo tenía completamente encandilado. En parte porque le gustaría tener esa poca vergüenza de la que él hacia alarde, en parte porque le hacía sentirse mejor consigo mismo.

No tardaron en mandarse fotos por privado y siempre que estaba activo en el chat lo buscaba. Le cayó tan bien que se sinceró con él como no lo había hecho con nadie en el chat. Entre las cosas que le confesó, fue la de que tenía pareja , nunca le dijo que se trataba su hermano, y en más de una ocasión chatearon los tres.

Fue tal la cordialidad que encontraron en el sevillano que hasta transgredieron las normas que ellos mismos se habían auto impuesto de no inmiscuir a ningún tercero en su relación.

Pese a que lo único que hicieron fue tener sexo entre ellos mientras conversaban con él por el chat, ambos tuvieron la sensación de estar rompiendo la promesa que se habían hecho.

Se limitó a una especie de emisión de partido futbolístico, poniéndose énfasis en las mejores jugadas y donde el gol se convertía en las veces que los huevos de Roxelio, chocaban con el perineo de German. Fue tan buen partido que, de ser una competición,  el mayor de los hermanos se habría convertido en el mejor de los pichichis.

Como la inmensa mayoría de la peña, Pepito el del Palote, le aseguraba que iría a verlo en cuanto tuviera vacaciones. Algo que consideró  que sería  una fútil promesa y no le prestó demasiada atención. Una opinión que cambió cuando a finales del mes de Julio le preguntó por las fechas que le venía bien de Agosto para poder pasarse por su casa y hacer realidad la fantasía que llevaban tanto tiempo planificando.

Por un lado la oportunidad  de conocerlo en persona le parecía de lo más sugerente, por otro sabía que German no llevaba bien lo de incluir más personas en su relación. Así que, como si fuera la secretaria de un importante directivo, se limitó a escribir  de manera fría e impersonal que lo consultaría en su agenda y en cuanto supiera algo le daría una respuesta.

Antes de despedirse, JJ añadió que no iría solo que lo haría acompañado de un amigo, sin darle tiempo a reaccionar, le añadió que era versátil como él, que no tenía problema en hacer de pasivo y que estaba de un bueno que te cagas.

Pese a que había barajado la opción  de decirle que no. La posibilidad de tener dos culitos tragones en su casa para German y para él lo puso tremendamente cachondo. Por lo que, nada más que tuvo ocasión se lo comentó a su hermano.

—¿Me estás diciendo de traer a dos descoñecidos  a casa?

—Sí —Respondió Roxelio sin inmutarse ante la ira que reposaba en la voz de su hermano.

—¿Sabes lo que nos pasó la derrareira vez?

—Aquello fue porque se nos fue de las manos y no supimos reaccionar ben.

—Sabes que no fue así, la causa es que tenemos una mente moi sucia y cuanto más guarro es el sexo más lo disfrutamos.

Roxelio se quedó callado por unos segundos, sabía que German tenía toda la  razón en su argumentación. Sin embargo, como si obviarlo lo fuera a convertir en falso, pasó de puntillas por la afirmación de su hermano pequeño  y volvió a insistir con la pregunta.

—Entonces, ¿cuál es tu respuesta?

—¿Cuál espera que sea?

—La que quieras, pero quiero que lo pienses detenidamente. Hace mucho tiempo que no le rompes el culo a nadie y si he montado todo esto es para que te puedas desahogar. Tú también te lo mereces.

—No me desahogo porque tú no me dejas —Respondió incisivamente el más joven de los hermanos.

—Sabes que no me gusta.

—Pues con papá sí que te dejabas.

—Era distinto…

Un muro de profundo silencio se hizo entre los dos hombres. Lo que había comenzado como una sugerencia para practicar sexo con unos desconocidos, había abierto la caja de Pandora de los mayores secretos de las paredes de aquella casa.

De lo que vivieron con su padre, los dos hombres nunca hablaban. Pese a que les inculcó una fuerte auto estima, la forma de entender el sexo de su progenitor les dejó una huella muy profunda. Piensan que por eso han llegado a ser tan depravados, porque la semilla que su padre plantó en ello no podía dar otro tipo de fruto.

El mayor de los hermanos algo molesto por el reproche recibido, frunció el ceño y volvió a reiterar su pregunta:

—Entonces,  ¿le digo que no?

German sopeso lo que le había dicho Roxelio. Le volvía loco follarse un culo y, por lo que él le había contado,  sería el de un tío que estaba bastante bueno. Si a eso se le sumaba que no le podía negar nada a la persona que lo era todo para él. Tras quedarse unos segundos pensativos, le dijo:

—Dile que sí, pero si la cosa se sale de madre mandámolos coa puta de su madre. 

Roxelio se sintió tan feliz que se fue para él y lo estrechó con fuerza entre sus brazos. Fue pegar su cuerpo contra el suyo y, con cierta sorpresa, exclamó:

—Cabrón, tanto rollo con que no querías y estás empalmado como un caballo.

German bajo la mirada y sonrió picaronamente.

—Me pones contra la espada y la pared, me echas en cara que no te doy el culo y  la posibilidad de estar con los dos sevillanos te tiene caliente como una perra. ¿Sabes que vas a tener que pagar prenda?

Mientras decía esto sus manos se metían debajo de la camiseta de su hermano y le sobaba el pecho. Le encantaba palpar su tórax peludo y sobre todo acariciar sus pezones que, dada la circunstancias,  se encontraban duros como una estaca.

German se desembarazó de la camiseta como buenamente pudo y, unos segundos más tarde, le quitó a su hermano la suya.

Con el torso desnudo los dos hombres se volvieron a unir en un fogoso abrazo, tras restregar lascivamente el cuerpo del uno contra el otro, se besaron con tal vehemencia que daba la sensación de que quisieran devorarse mutuamente.

Cuando las manos del mayor desabrocharon impetuosamente el pantalón de German,  él ya sabía que  acabarían internándose por el hueco de la parte trasera para sobarle someramente el culo.  En el momento que los ásperos dedos acariciaron sus glúteos, se  dio prisa por devolverle el favor. En unos segundo había desabotonado la  bragueta de Roxelio y había sacado  su hermoso nabo fuera.

—Me encanta cuando te pones estos suspensorios, tengo acceso a tu pequeño burato mucho más fácilmente.

Como si aquella barbaridad fuera lo más romántico que hubiera escuchado en su vida, los labios del más pequeño buscaron los labios de su hermano mayor  y prácticamente, tras un leve piquito, terminó mordiéndoselos.

Aunque no era propio de él mostrarse salvaje, la simple idea de que su hermano iba a traer a un tío masculino y súper bueno para que lo penetrara, lo tenía como una moto. Sabía que a Roxelio le encantaba que se comportara como una perra salida y, como si fuera el pago por el inmenso regalo que le iba a hacer, se metió completamente en el papel. Algo que no le costó demasiado trabajo.

Sentir como hurgaba con los dedos en su ojete y llevárselos a la nariz para aspirar el olor que emanaba, consiguió que en su mente solo hubiera lugar para un pensamiento coherente: ser taladrado por la herramienta sexual de su amante.  No necesitó decir nada para que él, por lo mucho que lo conocía, supiera lo que realmente necesitaba. 

Tras olfatearlos, vio como los ensalivaba  contundentemente para proceder  a lubricar  con sus babas el peludo orifico. Notar el calor del viscoso líquido en la entrada de su ano, consiguió que se le acelerara el pulso. En el momento que Roxelio consideró que estaba preparado, le metió un dedo, luego otro.

—Apóyate en la mesa —Le dijo con cierto tono autoritario.

Todavía German no se había acomodado bien, cuando le clavó una estocada que le hizo gemir de pura satisfacción. Le gustaba portarse duro con él, que el placer  se mezclara  con el dolor en una amalgama de sensaciones de lo más gratificante.

—¿Y tú me la quieres meter? —Le preguntó mordisqueándole el cuello y empujándole la barbilla para atrás  para poder alcanzar su lóbulo para chupetearlo.

—Sí —Le respondió entre gemidos.

—Pero si a ti lo único  que te gusta hacer conmigo, es que te la empujé dentro hasta los huevos —Al decir esto, le mordía la parte inferior de la oreja— ¿ O acaso me vas a negar que no te gusta que te taladre hasta el fondo?

—Me encanta.

Las caderas de Roxelio se movían con frenesí, como si quisiera llegar pronto a la meta. Quizás la idea de poder hacer realidad las fantasías que había construido con JJ lo tenían más caliente de lo normal. No obstante, cabía la posibilidad de que descargara  en el sexo la furia que sentía por lo que su hermano le había reprochado… Fuera lo que fuera, sintió que  subía la pendiente del placer más rápido de lo normal y que más pronto que tarde eyacularía.  Clavó sus dedos en la cintura de su hermano y le dijo:

—¡Córrete ya que no me aguanto nin  un segundo mais!

German no precisó tocarse demasiado, la idea de poder penetrar a un desconocido lo tenía sumamente cachondo. En el momento que la esencia vital de su hermano invadió sus esfínteres, notó que llegaba al orgasmo.

Estimado lector: Este relato es un extracto de “Las paredes y sus secretos” sexto episodio de la serie “SEXO EN GALICIA: COMBARRO”.

2 comentarios sobre “¡He conseguido que te empalmes, hermanito!

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.