Ni Manuel, ni Pepe, ni Rosa, ni María han aparecido. Soy la única que ha venido a darte el último adiós. Una obligación católica que mis hermanos, a pesar de ser creyentes practicantes, no han encontrado el valor para enfrentarla. No me extraña. Supiste ganarte su desprecio a pulso y, lo peor, nunca … Sigue leyendo Hubo ratos buenos (Inédito)