El llanto de mis compañeros me despierta. Un sudor frio empapa mi frente y las piernas me flaquean. Me gustaría ser valiente y no tener miedo, pero me pongo a gemir como ellos. Además este sitio huele mal y es muy pequeño. Nadie puede correr, nadie puede saltar… Todo por culpa de la maldita reja. … Sigue leyendo Enjaulado
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